La Administración, como
entidad, goza de un sinfín de prerrogativas, de presunciones, de ventajas a su
favor. Qué les voy a contar, ¿verdad? Y, claro, esos privilegios terminan
humanizándose. Se personifican. Es casi inevitable. Ahora bien, esas
prerrogativas no van a tomar nunca la forma del personal de a pie. No, no. Eso
nunca. Aquí, quienes se van a sentir revestidos de ese ropaje que otorga un poder
cuasi omnímodo van a ser, sí, efectivamente, los cargos directivos. Esos que tienen
la capacidad de decidir sobre el futuro
de una enfermera, de una auxiliar, de un técnico.
Miren. Acabo de tener
dos juicios contra el SES en los que ha quedado acreditado un hecho (mejor
dicho, un no hecho) que debería desequilibrar la balanza en favor de las
trabajadoras (enfermeras ambas).
Verán: sucede que la
defensa del SES se sustentaba en un (supuesto) Acuerdo de la Mesa Sectorial de Sanidad
alcanzado en febrero de 2012. Así se lo hizo saber el SES a las enfermeras tanto
en la vía administrativa como en la judicial (aportando un informe ad hoc en el que refiere explícitamente ese
Acuerdo).
Quien a vds. se dirige
realizó -créanlo- ímprobos esfuerzos por hacerse con el susodicho Acuerdo, con
nulos resultados. ¿Torpeza mía? Pues al menos en este caso, no. ¿Y saben por
qué? Porque el SES ha terminado reconociendo en el acto de juicio que NO EXISTE EL ACUERDO DE LA MESA
SECTORIAL DE SANIDAD EN EL QUE BASA SU DEFENSA. No es que no se
publicara en el DOE, es que nunca se adoptó.
¿Se sonrojan los
letrados de la Junta ante tales falsedades? En público, no. Lógico y
comprensible. Lo que tienen ordenado hacer es defender a la Administración, y
punto. Así, si es mentira que exista el Acuerdo en cuestión pues se menosprecia
esa (in)formalidad y no tiene por qué pasar nada. La ley, los procedimientos, las formas...pasan
a valer 0.
No sé. A mi juicio, cuando
un cargo de una Administración Pública, para defender una determinada decisión,
miente no es admisible que su mentira
quede impune, por mucho cargo en el que se refugie y por mucho que el defecto
de forma no invalide el acto.
La corrupción no sólo
es cuestión de dinero. También corrompen las formas.
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