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¿PERSONAL DE RESIDENCIAS DE MAYORES DISCRIMINADO POR ENÉSIMA VEZ?








Trabajas en una Residencia de Mayores, porque te contrató directamente el SEPAD, una empresa privada, una asociación, o porque el SES, recurriendo a su Bolsa de Trabajo, te ofreció esa posibilidad (contemplada en la Instrucción Conjunta nº 15, del 7 de abril de 2020) y la aceptaste. Asumiste el enorme riesgo que esa decisión entrañaba. Profesionalidad, Compromiso, Ética. Gracias de corazón por ello.

 

 

 

Ayer, 21 de mayo de 2020, el Ministerio de Sanidad publicaba que:

 


 

<< […] el número de víctimas mortales que el coronavirus ha dejado en las aproximadamente 5.457 residencias de ancianos españolas -ya sean públicas, concertadas o privadas- con COVID-19 o síntomas similares se sitúa en 18.958 >>

 

<< Sanidad ya ha comenzado a distribuir miles de test rápidos a las distintas autonomías para que empiecen a realizar las pruebas en lugares sensibles, como residencias y centros sociosanitarios y está en disposición de conocer tanto los casos como los fallecimientos. Pero por su parte, solo apunta como víctimas de coronavirus a personas que han muerto después de haber dado positivo. Es decir, las pruebas no se hacen post mortem, por lo que no computarían fallecidos con coronavirus a los que no se les haya hecho la prueba >>.

 

 

 

 

 

 

Los datos son estremecedores, y eso que no reflejan fielmente la realidad, que se presentará todavía más descarnada. A esa realidad quisiste enfrentarte, para cuidar de nuestros mayores, para salvar sus vidas, para acompañarles en su abominable soledad.

 

 

 

 

 

Desde el Gobierno se destacará tu trabajo en la Residencia. Te considerarán “servicio esencial", faltaría más.

 

 

 

 

Reconocimientos gubernamentales, políticos…y aplausos, tan ganados como inopinados, porque no es eso lo que te mueve. Tu vocación es otra: las personas.


 

 

 

Entonces pasa que, mientras trabajas en la Residencia, el SES te llama y te ofrece una interinidad. Y tú respondes que sí, que aceptas el llamamiento, pero informas de tu trabajo en la Residencia, momento en el que recibes, sin anestesia, la “buena nueva”: adiós a la interinidad, porque el SES ni siquiera te la reserva.

 

 

 

 

Por tu trabajo en la Residencia se cierne sobre ti una sombra de sospecha que el SES no se molesta en despejar, quizás por no disponer de test, tal vez…yo qué sé, por lo que sea.  




Sí, estás siendo discriminada, y no por razón de salud (porque no eres valorada por el Servicio de Prevención), sino, más lacerante aún, por la Residencia, por cuidar de nuestros mayores (que son los suyos también), por demostrar excelencia. Y te acuerdas de gobiernos, políticos y aplausos. Tu presente, la Residencia, lo aceptas, pero tu futuro ...tu futuro, ¿dónde queda?

 


 

 

La injusticia es todavía mayor, porque si el SES te rechaza por albergar el temor a que puedas estar infectada (cosa que ni saben, ni se molestan en confirmar), caes en la cuenta de que, al igual que el SES, la Residencia pertenece a la Junta (o está intervenida por ella), y te preguntas: ¿por qué tengo yo que cargar con el peso de sus negligencias? Si no trabajaste con un equipo de protección o no se adoptaron las medidas de prevención necesarias, no fue, desde luego, por tu culpa.

 

 

 

 

Eso sí, como consuelo, el SES te valorará la experiencia en la Residencia como si la hubieras adquirido con ellos…pero, ojo, sólo en el caso de que hubiera sido el propio SES el que te hubiera ofrecido trabajar allí. De lo contrario, te quedarás compuesta y sin experiencia. Así se las gasta el SES.




Desde aquí, mi humilde reconocimiento al personal de Residencias de Mayores, y mi recuerdo más sentido para nuestros abuelos, para nuestras abuelas, a los que están, y a quienes ya se fueron.






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